Declaración de Fe
Declaración de fe de la Iglesia Bautista de Tunal
Las Sagradas Escrituras
Creemos que las Sagradas Escrituras, la Palabra de Dios, consisten en los 66 libros de la Biblia inspirados por Dios de manera verbal y plenaria.
La Trinidad
Creemos que hay un solo Dios verdadero existente en tres personas iguales: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Jesucristo
Creemos que Jesucristo fue concebido por el Espíritu Santo y nació de una virgen. En la segunda persona de la Trinidad existen dos naturalezas: es 100 % Dios y 100 % hombre. En Jesucristo, que es eterno, se reveló a la humanidad perdida una vida inmaculada. En su muerte, fue sustituto del pecador (2 Corintios 5:21); resucitó al tercer día (1 Corintios 15:4) y ascendió corporalmente al cielo (Hechos 1:9), sentándose a la diestra de su Padre (Efesios 1:20). Desde allí intercede por nosotros (1 Juan 2:1–2) como único camino entre Dios y los hombres (Juan 14:6; 1 Timoteo 2:5); siendo así el único medio de salvación para el hombre (Hechos 4:12). Volverá inminentemente del cielo en las nubes para arrebatar a su Iglesia antes de la Tribulación (1 Tesalonicenses 4:13–18) y, pasados siete años, vendrá a la tierra para reinar mil años sobre el trono de David (Apocalipsis 20:6), no sin antes haber librado la batalla de Armagedón contra Satanás y sus seguidores (Apocalipsis 16:16).
El Espíritu Santo
Creemos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad (Mateo 28:19), igual al Padre y al Hijo. Cada persona de la Trinidad posee cabalmente todos los atributos de Dios.
Creemos que todo creyente es llamado (Romanos 8:28), predestinado (Efesios 1:4–5), lavado, renovado y regenerado (Tito 3:5), bautizado (1 Corintios 12:13), lleno (Efesios 5:18) y sellado (Efesios 1:13; 4:30) por el Espíritu Santo de la promesa. Rechazamos enérgicamente la enseñanza del bautismo del Espíritu Santo como una segunda obra de gracia con manifestaciones extáticas de lenguas, nuevas revelaciones, profecías y milagros, por carecer de fundamento bíblico.
Creemos que el Espíritu Santo concede “dones espirituales” a cada creyente (1 Corintios 12:11), clasificados en:
Dones de comunicación: apostolado, profecía, evangelismo, pastor‑maestro, maestro, exhortación, palabra de ciencia, palabra de sabiduría.
Dones de servicio: ayudas, servicio, repartición, gobierno o presidencia, misericordia, fe, discernimiento.
Señales apostólicas: milagros, sanidades, lenguas e interpretación de lenguas, las cuales confirmaban la autoridad apostólica (Hebreos 2:3–4).
Rechazamos la predicación actual de lenguas, liberación, milagros y sanidades por carecer de fundamento bíblico.
Corregir en el creyente su conducta mediante el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22–23) es más importante que los dones. Creemos que el Espíritu Santo es persona, no mera influencia, fuerza activa o fuego regenerador (Efesios 4:30; Hechos 5:3–4; Juan 14:16–17, 26).
La creación del mundo
Creemos en la creación directa del universo en seis días de veinticuatro horas literales (Génesis 1:5; Juan 9:4; 11:9) por obra del Dios Todopoderoso y Trino (Génesis 1:1). Rechazamos la teoría de un cataclismo entre Génesis 1:1 y Génesis 1:2, pues ninguna criatura podría arruinar la obra perfecta de Dios (Génesis 1:10, 12, 25, 31) y porque dicha teoría da paso a la doctrina de la evolución.
La caída del hombre
Creemos que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26–27); pero, por su transgresión voluntaria, cayó de aquel estado de inocencia, y como consecuencia todos los hombres nacen en pecado (Romanos 3:23; 5:12). Por ello, todo hombre necesita libertad y salvación de Dios por medio de su Hijo Jesucristo (1 Corintios 15:22).
La salvación
Creemos que la salvación eterna de los pecadores se obtiene únicamente por gracia mediante la fe en Jesucristo (Efesios 2:8–9) y no por obras humanas (Tito 3:5). Una vez obtenida, la salvación no se pierde jamás (Romanos 8:35–39). Rechazamos la predicación de la caída de la gracia y de una segunda obra regeneradora por carecer de fundamento bíblico.
La iglesia visible o local
Creemos que la iglesia visible es un cuerpo de creyentes bautizados, organizados e independientes, unidos por un pacto de fe (Hechos 2:41). Solo debe tener comunión con iglesias de semejante fe y práctica (2 Juan 10–11). Su propósito es evangelizar el mundo, enseñar la Palabra de Dios, proveer compañerismo a los creyentes y administrar las ordenanzas (bautismo y Cena del Señor) (Mateo 28:19–20).
El bautismo, por inmersión y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Hechos 8:35–38), es requisito para ser miembro de la iglesia visible (Hechos 2:41). Urge fundar más iglesias locales (1 Corintios 11:27–28), pues establecerlas o confirmarlas era el método divino en los tiempos apostólicos (Hechos 14:23). Rechazamos como iglesia auténtica a cualquier organización que, aun llamándose “iglesia”, no practica la fe y ordenanzas apostólicas.
La separación
Para obedecer la Palabra de Dios, es necesario separarse de toda práctica mundana y apostasía eclesiástica (2 Corintios 6:14–18; Romanos 12:1–2). Creemos en la unidad de todos los verdaderos creyentes en Jesucristo (Hechos 2:42–46) y en la responsabilidad de apartarnos de grupos ecuménicos como el Consejo Mundial de Iglesias, el Consejo Nacional de Iglesias y otros movimientos neo‑evangélicos.
La iglesia invisible o universal
Creemos en la iglesia como cuerpo de Cristo que abarca a todos los redimidos, judíos y gentiles, desde Pentecostés hasta el rapto (Efesios 1:22–23). La iglesia invisible no se congrega ni administra ordenanzas; su consumación será en los cielos (Hebreos 12:23). Rechazamos el énfasis indebido sobre la iglesia universal que minimiza la importancia de la iglesia local y lleva a muchos a no bautizarse ni asumir responsabilidades de asistencia, mayordomía y disciplina.
Ángeles y demonios
Creemos en la existencia de ángeles y demonios. Los ángeles son seres creados (Salmos 8:5), cuyo hábitat principal es el cielo (Mateo 24:36), aunque actúan también en la tierra (Salmos 103:20; Lucas 15:10; Hebreos 1:14). Permanecen ángeles eternamente, sin reproducirse ni morir. Los ángeles caídos reciben el nombre de demonios; aunque fracasados, siguen siendo ángeles (Mateo 25:41).
La resurrección del creyente
Creemos que todo creyente será resucitado corporal e inmortalmente en el rapto de la Iglesia con la venida de Cristo en las nubes (1 Tesalonicenses 4:13–18; 1 Corintios 15:51–52).
Israel
Creemos que Israel es el pueblo escogido por Dios, esparcido por el rechazo a Jesucristo como Mesías (Hechos 3:14–15). Después de la Tribulación será reunido en la tierra prometida (Romanos 11:25–27), cuando Cristo reinará mil años.
Juicio y estado eterno
Creemos que resucitarán todos los incrédulos para ser juzgados aparte de los cristianos y después del Reino Milenial (Juan 5:29).
El juicio de los creyentes es el “Tribunal de Cristo” (2 Corintios 5:10).
El juicio de los incrédulos es el “Gran Trono Blanco” (Apocalipsis 20:11–15).
Todo creyente gozará de vida eterna con su Salvador (1 Juan 5:13); todo incrédulo sufrirá eternamente en el lago de fuego que arde con azufre (Apocalipsis 21:8; Mateo 25:46). Creemos que el infierno es un lugar de tormento físico y espiritual (Lucas 16:19–31).

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